A menudo nos preguntamos cual es el significado verdadero de la palabra resiliencia, pues parece tan extraña como las personas que vemos identificadas en ella.

Según la Real Academia de la Lengua Española, la resiliencia es la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a una situación adversa. Rosario Linares, psicóloga y psicoterapeuta, añade que la resiliencia es también la capacidad que nos ayuda a salir fortalecidos de ellas, pues implica reestructurar los recursos psicológicos en función de las nuevas circunstancias. Así pues, las personas resilientes utilizan esas circunstancias para crecer y desarrollar su potencial al máximo.

Hace unos días, hablando con uno de mis hermanos y echando la vista un poco hacia el pasado reflexionábamos sobre esta palabra y la intensidad de su significado. Hablábamos de todo un poco, de lo que hablan los hermanos y de las diferentes situaciones emocionales en las que nos hemos visto envueltos y la forma, más o menos fácil, con la que hemos salido fortalecidos de ella.

Pero espera un momento, ¿Un resiliente busca la forma fácil de salir de una situación emocionalmente complicada? No exactamente, una persona resiliente no busca una manera fácil de salir de una situación adversa, sino que se adapta y la afronta de la mejor forma posible, pues es flexible ante los cambios más complejos y no intenta controlarlos, sino que adapta sus propias emociones, aceptando lo ajeno y mirando siempre hacia adelante. No son superhéroes, pues buscan también la ayuda de los demás, pero si son capaces de ver la vida de una manera diferente, más optimista, siendo conscientes de que, detrás de una desventura o momento difícil, hay un mundo de aventuras. Como dice el dicho “detrás de una puerta siempre se abre una ventana” y es que Dios no nos da nada que no podemos superar.

Qué palabra, ¿Verdad? Su significado es tan intenso como las personas que poseen esta capacidad.

Una amiga me dijo una vez que era la persona más fuerte que conocía, pues ella se veía incapaz de pasar por algunas de las cosas que he pasado a lo largo de mi historia que, a pesar de ser corta, es entretenida.

Según mi hermano, soy una de las personas menos fuertes que conoce, y no le quito razón, pues soy una torre muy frágil y fácil de derrumbar. Para él, la capacidad de fortaleza es una que pocas personas tienen y que es tan peligrosa como admirable, dado que una persona fuerte corre el riesgo de perder la capacidad de sentir, amar y perdonar. Y, como en anteriores artículos he dicho, si uno no ama no perdona, y si no perdona difícilmente será capaz de salir de situaciones adversas y alcanzar la felicidad, en este enmarañado mundo, con la misma facilidad que un resiliente.

No es una cuestión de aceptabilidad. Un resiliente no acepta, lucha y ama mucho, así mismo y a los demás; busca ayuda si la necesita y la ofrece sin la esperanza de recibir algo a cambio; no se niega a los que quiere y lo necesitan; es optimista antes cualquier situación y se rodea de gente que le aporte confianza; un resiliente comprende; pero sobretodo un resiliente, se reconstruye y ríe. 

A menudo la gente, los llama locos, pues no entienden como, a pesar de toda su historia, pueden seguir sonriendo.

Hablando en primera persona, no soy una persona fuerte ni resiliente. Soy débil, muy débil, pues en algunas ocasiones, esas en las que hablo con una amigo o amiga, o un familiar cercano, y echo la vista atrás en mi historia preguntándome qué habré hecho mal o simplemente miro atrás… qué malo es mirar atrás en algunas ocasiones ¿Verdad? Pero no, en realidad no es tan malo, pues una cosa es lo que fuimos y otra lo que somos, así que ¿De qué sirve anclarse? No me aporta nada mirar atrás y pensar en los malos recuerdos, pero si mirar atrás y ver la reconstrucción de mi fuero interno y el cambio gigantesco al que he llegado. Poder ver lo que vendrá y ver que en las situaciones más adversas de cada día también hay algo bueno por lo que merece la pena sonreírle a la vida, al mundo, a las personas. Porque al final es eso.

Estamos en un mundo de cambios y no permanentemente, sino de paso, no para ser infelices, sino para ser felices y hacer a los demás la vida un poco más feliz (que no significa fácil), sin quitarnos vida a nosotros mismos, un poco de amor propio señores. Pero sí, siempre intentando aportar algo bueno. 

¿Que cómo salir de situaciones difíciles o decepcionantes? Hace poco pasé por algunas decepcionantes, que no difíciles, adversas, no traumáticas. Ahí está la decepción, un sentimiento, al fin y al cabo, pero con dos formas de afrontarlo: agachar la cabeza y una vez más preguntarme qué habré hecho mal o quedarme con el lado bueno de todo. Y es que, todo pasa por algún motivo inesperado y precioso, que en momentos de frustración no vemos, pero la vida los va escribiendo despacio con letra clara y palabras precisas.

Muchas veces Dios nos hace pasar por circunstancias que, aunque no sean las planeadas por nosotros, si son las necesarias para ayudarnos a crecer. A veces la espera y la paciencia es necesaria. Así que, por mi parte, decido quedarme con lo bueno de la historia que, por el momento, se está escribiendo. Me quedo con lo mucho que he vivido, querido y ganado, pues si algo he ganado son las luces que Dios ha dejado caer en el camino. Sí luces, pero luces que son personas.

Mi hermano dice que me falta fuerza, pero que tengo coraje, fortaleza de corazón. Dice que soy débil, sensible y que me afecta mucho lo que me ocurre a nivel personal, pero que soy de las pocas personas que conoce capaces de reconstruirse a sí mismas en poco tiempo. 

Dándome la vuelta de nuevo, es posible que tenga razón. Pero pienso que el primer paso para lograr fortaleza de corazón es aprendiendo a aprender ser resiliente y a mi aún me queda un poco de camino para conseguirlo con plenitud.

Lo cierto es que, hasta hoy solo me consideraba una persona débil y conformista… 

Y tú, ¿Cómo te consideras: fuerte, débil o resiliente?

Yo, desde luego, he cambiado de opinión voy a emprender una nueva aventura, pues quiero aprender a ser como uno de esos a los que llaman locos por sonreír. Será interesante, ¿No crees? Si quieres te guardo sitio en mi maleta.

¡Atrévete!

Texto: Judit Moya Sáez (LAND OF HOPE – PROJECT)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.